
Sobre el proyecto
Siempre me ha gustado contar historias y es curioso cómo la vida mueve sus hilos para acabar llevándote a hacer lo que más te gusta de una manera u otra. Cuando descubrí lo que era un locket, me enamoré perdidamente del concepto y supe que tenía que crear una marca que girara en torno a ellos.
Al imaginar cómo quería que fuese The Dreaming Bee, sabía que quería convertirlo en una experiencia que superara las fronteras de lo material. En un mundo en el que las prisas y las cosas parecen haberlo ocupado todo, mi sueño era ofrecer una pieza especial, hecha con infinito mimo, que nos hiciera parar pero, sobre todo, que nos permitiera contar nuestra historia y atesorarla para siempre.
Crear tu locket es un ejercicio mental maravilloso, así me gusta verlo a mí. Te obliga a reflexionar sobre todo aquello que te ha convertido en lo que hoy eres: tus miedos, tus anhelos, tu fuerza, tus sueños, tus pilares… No es fácil contar tu historia en 20 milímetros pero te aseguro que se puede.
Crear una filosofía y un packaging que estuviera a la altura de esta idea, también fue un aspecto importantísimo para mí, de ahí la necesidad de que todos los materiales usados fueran sostenibles, para poder devolver a la naturaleza una parte de lo que le debemos e intentar cerrar así el ciclo de recibir y dar.
Darle forma a The Dreaming Bee ha sido un viaje precioso hecho con el corazón pero lo más bonito de todo ha sido comprobrar que este viaje ya no es mío. Es tuyo.
Paula
Sobre el proyecto
Siempre me ha gustado contar historias y es curioso cómo la vida mueve sus hilos para acabar llevándote a hacer lo que más te gusta de una manera u otra. Cuando descubrí lo que era un locket, me enamoré perdidamente del concepto y supe que tenía que crear una marca que girara en torno a ellos.
Al imaginar cómo quería que fuese The Dreaming Bee, sabía que quería convertirlo en una experiencia que superara las fronteras de lo material. En un mundo en el que las prisas y las cosas parecen haberlo ocupado todo, mi sueño era ofrecer una pieza especial, hecha con infinito mimo, que nos hiciera parar pero, sobre todo, que nos permitiera contar nuestra historia y atesorarla para siempre.
Crear tu locket es un ejercicio mental maravilloso, así me gusta verlo a mí. Te obliga a reflexionar sobre todo aquello que te ha convertido en lo que hoy eres: tus miedos, tus anhelos, tu fuerza, tus sueños, tus pilares… No es fácil contar tu historia en 20 milímetros pero te aseguro que se puede.
Crear una filosofía y un packaging que estuviera a la altura de esta idea, también fue un aspecto importantísimo para mí, de ahí la necesidad de que todos los materiales usados fueran sostenibles, para poder devolver a la naturaleza una parte de lo que le debemos e intentar cerrar así el ciclo de recibir y dar.
Darle forma a The Dreaming Bee ha sido un viaje precioso hecho con el corazón pero lo más bonito de todo ha sido comprobrar que este viaje ya no es mío. Es tuyo.
Paula
Sobre el proyecto
Siempre me ha gustado contar historias y es curioso cómo la vida mueve sus hilos para acabar llevándote a hacer lo que más te gusta de una manera u otra. Cuando descubrí lo que era un locket, me enamoré perdidamente del concepto y supe que tenía que crear una marca que girara en torno a ellos.
Al imaginar cómo quería que fuese The Dreaming Bee, sabía que quería convertirlo en una experiencia que superara las fronteras de lo material. En un mundo en el que las prisas y las cosas parecen haberlo ocupado todo, mi sueño era ofrecer una pieza especial, hecha con infinito mimo, que nos hiciera parar pero, sobre todo, que nos permitiera contar nuestra historia y atesorarla para siempre.
Crear tu locket es un ejercicio mental maravilloso, así me gusta verlo a mí. Te obliga a reflexionar sobre todo aquello que te ha convertido en lo que hoy eres: tus miedos, tus anhelos, tu fuerza, tus sueños, tus pilares… No es fácil contar tu historia en 20 milímetros pero te aseguro que se puede.
Crear una filosofía y un packaging que estuviera a la altura de esta idea, también fue un aspecto importantísimo para mí, de ahí la necesidad de que todos los materiales usados fueran sostenibles, para poder devolver a la naturaleza una parte de lo que le debemos e intentar cerrar así el ciclo de recibir y dar.
Darle forma a The Dreaming Bee ha sido un viaje precioso hecho con el corazón pero lo más bonito de todo ha sido comprobrar que este viaje ya no es mío. Es tuyo.
Paula
